miércoles, 30 de mayo de 2007

Jefas no, gracias

Mi jefa preparándose para su ascenso

Hace algún tiempo escribí en el blog que no quiero que las mujeres accedan a puestos de poder. Esta afirmación tan arriesgada viene de mi experiencia y es que otra cosa no me habrá dado la vida, pero conocimiento sobre las féminas y sus estrategias de arpías, todo el del mundo. Supongo que haberme educado en un colegio presidido, dirigido y frecuentado por mujeres ha tenido mucho que ver. También pertenecer a una familia mayoritariamente femenina y haber estudiado carreras de ésas que denominan "de chicas". Desde mi punto de vista, el gran error de la mujer de hoy en día es tratar de igualarse al hombre copiando sus defectos en vez de sus virtudes. Esto hace que se conviertan en seres deleznables a medio camino entre la nada y el todo.
Ultimamente mi misoginia está creciendo de una forma tan veloz que podría llegar a superar a esa persona misantropa-filantropa que hay en mí. Creo que si me apetece escupir a mi jefa cada vez que la veo, la culpa es definitivamente suya, porque es la primera vez en la vida que me sucede.Por lo que estoy viendo, los hombres como jefes aprenden a potenciar lo mejor de sus empleados, sin embargo las mujeres como jefas, aprenden a machacarlo mientras ven con alegría como se esfuma por debajo de la puerta (eso si se trata de súbditas femeninas, si son varones -y sobre todo varones de buen ver- se contentarán con intentar rozarse con ellos cada vez que la ocasión lo requiera)
En ocasiones como ésta es cuando me averguenzo un poquitín de pertenecer a mi género y rompo una lanza (pequeña, tampoco vamos a pasarnos) a favor del género masculino.

Etiquetas: , ,

domingo, 27 de mayo de 2007

Kaiser Chiefs

Ayer estuvimos Paola, Vincent y yo en el concierto de la Riviera. Me gustó un montón, a pesar de los dos hombres-torre que tenía delante. Me encanta esta canción pese a su letra absurda y creo que no soy la única.

Etiquetas: ,

jueves, 24 de mayo de 2007

23 de mayo de 2003

Abandonar flores no es fácil. No, definitivamente no es nada fácil, pero no haberlo hecho habría sido estúpido. No me gustan las flores cortadas. No me gustan porque encarnan la muerte en sí misma y simbolizan el fin de algo que no acabo de tener claro que es. No me gustan precisamente por eso, porque no las entiendo y no sé siquiera si quiero intentar entenderlas. No me gustan porque en definitiva me da un poco de miedo aprender a jugar al juego de que me gustan.

Abandonar determinadas flores es aún menos fácil, sin embargo una vez que ya lo has hecho sabes que nunca más podrás dejar de hacerlo. Abandonar una rosa roja y otra amarilla a la deriva es el origen mismo del desasosiego, pero sientes que es tan necesario como doloroso, piensas que es la única manera de que esas flores permanezcan vivas para siempre cuando todo lo demás haya muerto. Abandonar flores es difícil, muy difícil, aunque hay quien simplemente considerará que es cruel o frívolo.

Abandonar aquellas flores no fue ni fácil, ni cruel, ni frívolo, pero aquella noche de desvelo lo hice deseando de corazón que no fuera fugaz o perecedera como efímera iba a ser la vida de aquellas dos rosas junto a la dársena, tan iguales y tan distintas entre ellas como nosotros, tan solas junto al muelle como nosotros.

Quién sabe, es posible que tengas razón, abandonar flores no es inteligente, pero piénsalo bien, tal vez sea aún menos inteligente regalarlas.

martes, 22 de mayo de 2007

Adiós Kiev, hola Madriz (con zeta)

Estimado/a solicitante:


Su solicitud de Beca MAEC- AECI Convocatoria 2007-08 para el programa V.A de“Becas para Españoles de Gestión Cultural” NO HA SIDO SELECCIONADA por la Comisión de Evaluación. Lamentando que su petición no haya sido seleccionada en esta ocasión, reciba un cordial saludo.




He de confesar que al final hasta me ha dolido un poquitín. Más que nada porque ya me había hecho a la idea de que me iban a amputar el dedo meñique del pie izquierdo tras sobrevivir al gélido invierno ucraniano. Es lo malo de dejar volar la imaginación y la mía nunca viajó en charter. Hora de ponerse las pilas y tomar decisiones. Qué pereza.

Etiquetas: ,

lunes, 21 de mayo de 2007

Para ti

¿Nos echarán de menos los patos?

domingo, 20 de mayo de 2007

Verano del 2007


Cuando el viernes a la salida del trabajo, Cristina y yo charlábamos frente a un copazo de cerveza helada en una terraza de la Plaza de Chueca, pensaba que realmente el ser humano necesita muy poco para ser muy feliz.
Cuando anoche Paola, Hilda y yo veíamos aparecer a Moby en directo y le chillábamos eso de: "Chiquitín, que grande eres", pensaba que realmente este va a ser un gran verano.
Va a ser un gran verano porque sabe Dios (con mayúsculas, que estoy más católica que agnóstica) dónde estaremos en septiembre. Va a ser un gran verano porque de nosotros depende hacer que las cosas valgan la pena y que el tiempo no pase en balde. Va a ser un gran verano porque tenemos más que motivos para ser felices y porque quiero despojarme de la debilidad de los países desarrollados. Va a ser un gran verano porque no me gusta quejarme ni que se quejen a mi alrededor. Va a ser un gran verano porque somos jóvenes, porque estamos vivas, porque tenemos trabajo, salud, dinero y amor (no por ese orden, por supuesto) y sobre todo va a ser un gran verano porque parece que hemos encontrado la madurez suficiente como para soportarnos a nosotras mismas sin querer huir.

Etiquetas: , ,

miércoles, 16 de mayo de 2007

Elecciones 2007


Leo el artículo de mi venerable ex-jefe el Sr. Cohete y llego a la conclusión de que las elecciones me dan hasta sudores fríos. Esta noche, víctima de la indigestión provocada por las cantidades indecentes de comida que ingerí en la barbacoa de ayer, he soñado que los políticos trataban de conquistar mi voto colgando comida de un hilo que dejaban caer de un sexto piso hacia mi boca. Si les votaba, podía engullir libremente lo que hubiera en el hilo (preferentemente tartas), si no les votaba, me estampaban la comida del hilo en la cara.
¿Qué coño de sueño es ése? Freud diría que mi padre era un croissant y mi complejo de Edipo hace que mi relación con la comida esté presente incluso en época preelectoral. Más bien creo que el bombardeo mediático al que nos están sometiendo, tiene que salir en forma de fantasmas -a cada cual los suyos- y que mejor manera que sentirnos pececillos indefensos y pusilánimes. Ahora, que si se ponen en ese plan, yo me agarro a aquello de la memoria de los peces y que no venga nadie a pedirme cuentas.

Etiquetas: ,

miércoles, 2 de mayo de 2007

Los chicos de Arán

Comiendo moras en Inis Mor en octubre de 2004.
Sentí una alegría inconmensurable cuando me encontré a Tito ayer. Me resultaba increíble verle allí, de pie, con el mismo aspecto de siempre y con su cigarro en la mano, como si nada hubiera cambiado. Hace dos años que nos despedimos, que nos despedimos de Laurel Park y de Belsize Court; que nos despedimos de Germana y de Nelson, que nos despedimos de aquellos pájaros locos que nos querían atacar cada mañana y de los cuervos que casi nos llegaban a la rodilla. Hacía dos años que no nos habíamos vuelto a ver.

Me acordé del día que llegué a Galway y le conocí, del Oyster Festival y de la planta que robaron y plantamos en el jardín. Me acordé de Holly y de Barry y de su vida sexual tan ajetreada y tan del dominio público. Me acordé de mi patético inglés y de mis dificultades comunicativas con Manu,. Me acordé del día que me fui de marcha con la maleta y entre todos convencimos al portero para que me dejase pasar. Me acordé del abrazo en el Living room, antes de volver a casa por Navidad, de la carta que les dejamos en la oficina del Ferry, del brindis secreto que hicimos los cuatro con el güisqui traído de España. Me acordé del cabreo de Aoife y de Irene la noche que vino a casa y ellas estaban en chándal; me acordé del fin de semana en las islas, con Virginia, con Susana, con Anne y con la chica suiza que, ante nuestro estupor, afirmaba hablar con los animales.

Me acordé de las tardes de Lidl comprando Bella Viña blanco de Cuenca, a 3.50€ la botella, de la noche bajo las estrellas en Inis Mor, de la mirada de tristeza de Manu el día que nos despedimos, de mis caídas de la bici paseando por la isla y de Dun Aengus, el lugar más mágico que he visitado.

Ayer reímos, reímos porque nos volvimos a encontrar en un irlandés, como no podía ser de otra manera. Reímos porque este irlandés no tiene nada que ver con los irlandeses de las Islas de Arán, con los irlandeses dónde el té sabe a té y la Guinness a Guinness. Reímos porque no había música en directo, porque ninguno de los dos bebíamos cerveza y porque sólo nos quedaba reír.
Luego, poco a poco, mi alegría se fue deshinchando y se convirtió en nostalgia. Un poco de nostalgia por los que no están, por la casa de Simona y por las estupideces de Liam, nostalgia de mi tienda del barrio y por las vistas del mar desde mi ventana. Nostalgia porque los encuentros de mi pasado siguen y siguen su camino y yo me pregunto ¿será que Madrid es muy pequeño o que en realidad he conocido a más gente en mi vida de la que creo?