Polonia I
Mi lengua bailó con la suya por unas horas. Yo vestía ilusiones. Él, su vieja camiseta: veni, vidi, vici. Creí entenderlo todo. En realidad entendía menos que nunca, pero me sentí feliz -por unas horas-.
Se me escapó una lágrima e intenté jugar a que todo era mentira. Se me murió otro pedazo de alma e intenté volar al lugar en el que nada es mentira. Lloré por él, pero sólo un poco. También lloré por aquel mojito que dejé a medias.
Entendí; todo, de repente. Pero para entonces lo único que me esperaba en casa era un trozo de tortilla frío y reseco que había sobrado el día anterior.
Se me escapó una lágrima e intenté jugar a que todo era mentira. Se me murió otro pedazo de alma e intenté volar al lugar en el que nada es mentira. Lloré por él, pero sólo un poco. También lloré por aquel mojito que dejé a medias.
Entendí; todo, de repente. Pero para entonces lo único que me esperaba en casa era un trozo de tortilla frío y reseco que había sobrado el día anterior.
1 Comments:
Qué duro.
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