martes, 25 de diciembre de 2007

Creer o no creer

No sé sabe nunca en que momento el ateísmo se va a meter en tu vida hasta que un día te levantas con el convencimiento de que algo se ha llevado tus entrañas. Primero viene el agnosticismo, que timidamente trepa -el muy cabrón- desde la uña gorda del pie y cuando te quieres dar cuenta se acomoda en tus estómago en un amasijo de dudas y recuerdos. Puede que pasen meses o años, pero un día te levantas creyendo saber quién eres, justo entonces te das cuenta de que muy poco queda en ti de lo que un día fuiste y de que muy alejado estás de lo que un día quisiste ser.
Y qué más da, te dices; lo importante es creer en algo, que más da cómo lo llamemos. Te lo repites una y otra vez e incluso se lo envias por un sms de entrega urgente a algunos amigos que crees podrían comprender tu sentir. No te lo crees ni tú, así que lloras un poquito porque tienes claro que una parte de ti se ha ido para no volver y siempre te han dado pena las despedidas. Algo se ha roto y el desconsuelo te sorprende tocando los pies de una fría y gris estatua, como si fuera posible obtener aprobación de un trozo de metal con forma de alma.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La insoportable levedad del hungaro

Pensamientos dispersos producto de mi humilde cruzada estivo-otoñal europea:
1. Sobre Venecia:
Continuo ligada a la teoría que desarrollamos Cris, Hilda y yo sobre los venecianos:

Para ser veneciano hacen falta huevos (no recuerdo si la original era con la palabra cojones, pero intento dejar los tacos)

2. Sobre París:
Prejuicio número 1: los franceses me siguen pareciendo unos estirados del carajo, les salva el hecho de que un 10% de su población sea normal y te permitan entrever un poco de luz entre tanta oscuridad.
El prejuicio número 2 o sobre como París me parecía una ciudad sobrevalorada antes de haber ido, murió en cuando pisé Montmartre.
3. Sobre San Sebastian:
Aprendí que nunca hay que visitar ninguna ciudad del mundo recién llegada de París. Pérdida de objetividad total.
4. Sobre Budapest:
Probablemente hubiera llorado de haber estado sola:
- Habría llorado de emoción al contemplar el Danubio desde el puente de Elisabeth.
- Habría llorado de pena al ver los evidentes estragos poscomunistas.
- Habría llorado nuevamente al ver tanto hungaro guapo (sabiendo que no podía conquistarles)
- Habría llorado en un ataque de filantropia debido a la amabilidad-simpatía de sus gentes.
5. Sobre Viena:

No he bebido más chocolate en mi vida.


6. Sobre Praga:

La ciudad será preciosa, pero como diría Bridget Jones, sus gentes caminan por la vida como si llevaran un pepinillo enorme metido en el culo. Es la segunda vez que piso la Republica Checa y, por más que me empeño en conocer la causa de tanta antipatia, sigo sin comprenderlo. (Por si no se nota, soy una gran detractora de esta ciudad, pese a que esta vez me he reencontrado con ella)

Me parece una información más que útil para el viajero en ciernes :-p

Etiquetas: