lunes, 4 de diciembre de 2006

Arderás en el fuego eterno

Estoy de mala hostia. Muy muy cabreada conmigo misma. No puedo escribir cabreada. Puedo escribir deprimida, alegre, dubitativa, escéptica, pero no cabreada. Supongo que porque es tan poderoso el fuego que desprenden mis pupilas que calcinaría el ordenador en medio segundo.

Sí, de hecho voy a calcinarlo.

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