Mi querido Van Gogh
Cuando te vi por primera vez, sentí que sólo estábamos tú y yo en aquella sala. Prometí que acabaría de leer Cartas a Theo, lo prometí porque te lo debía; no lo he hecho, no lo he hecho porque me da miedo tu locura, aunque, si ser un genio implica estar loco, bendita enfermedad.
Etiquetas: Algunos hombres buenos
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