viernes, 2 de febrero de 2007

El billete que no usé

Ayer, cuando llegué a la estación de tren a las 12:46 del mediodía, me hice la misma pregunta de todos los meses que no tengo abono: ¿sencillo o ida y vuelta? ¿Por qué hacerse esa pregunta tan estúpida cuando sabes que normalmente siempre tienes que volver? Muy simple: soy extremadamente imprevisible, así que siempre sé cuando salgo, pero nunca sé cuando voy a regresar. Como la mayoría de las veces que me hago propósitos acabo fallando, pulsé la opción de ida y vuelta y volví a equivocarme. Y ahí está, riéndose en mi monedero, ese billete que nunca usé para volver y que no me han querido cambiar en la estación.
Ayer, a las 13:40 del mediodía, pisaba el suelo de mi facultad para entregar unos documentos y contemplaba, con descarado asombro y desmedida alegría, como por primera vez conseguía arrancar una sonrisa de la, hasta entonces rancia, responsable del departamento de relaciones internacionales.
A las 13:55 conseguía colarme en la librería (a punto de cerrar) de la calle Mayor y comprarle a P un libro como regalo de cumpleaños adelantado, La conjura de los necios.
A las 13:56 me escandalizaba al ver lo horrible que era el papel de regalo en el que pedí me lo envolvieran.
A las 13:58 ya estaba maldiciendo el momento en que había decidido ponerme botas de tacón para ir a Alcalá.
A las 14:08, cuando por fin llegué a casa de P me acordé de A y sonreí al recordar que el día que fuimos a cenar paella allí hace meses también maldije los zapatos que me había puesto.
A las 14:13 ya estaba llamando a casa para decir que no me esperasen a comer.
A las 14:25 nos peleabamos porque nadie quería partir la cebolla de la ensalada de P.
A las 14:28 cedía y me reprochaba a mí misma no cocinar más a menudo -he de confesar que me costó horrores decidir como cortar la cebolla-.
A las 15:00 nos sentábamos a comer y empezaba la pesadilla para P porque C y yo empezamos a hablar como cotorras (sobre todo la que escribe que ayer estaba pesada como nunca)
A las 16:30 ya habíamos puesto al mundo en su sitio y envíamos a P a comprar güisqui y licor de hierbas.
A las 17:23 C y P decidieron no volver a la biblioteca ese día ni siquiera para recoger los apuntes que habían abandonado por la mañana.Empezamos a ver fotos.
A las 18:13 decidí quitarme las botas que me estaban matando y nos acurrucamos todo entre mantas y alcohol.
A las 19:10 C decidió cambiar sus planes con I e invitarle a unirse a la "fiesta" en vez de al cine como habian planeado. P decidió cambiar sus planes con C (the second) y R invitándoles a unirse a la fiesta. Yo decidí que estaba demasiado borracha como para estar a las 21:00 en Madrid con mi amiga V.
A las 19:35 debatíamos sobre altruismo y egoismo en el ser humano.
A las 20:05 I entraba por la puerta y C nos la presentaba.
A las 20:18 el ambiente era muy multicultural y se hablaba Spanglish en la sala.
A las 20:24 le dije a P que me iba a los chinos. Habíamos acabado la primera botella de güisqui.
A las 20:36 el chino me dijo "Gracias, señora" tras pagarle los 21.30 € correspondientes a: una botella de J&B, una de litro de coca cola light y otra normal, una bolsa de hielos, una de patatas yorkeso (me moría por coger las Lays campesinas, pero dejan mal aliento), un revuelto de no sé qué que me pidió P a cambio de perdonarme por haberle llamado calzonazos y cuatro chupa chups de fresa (uno para cada uno)
A las 20:41 llamé a mi casa para decir que esa noche no íria a dormir.
A las 21:00 entraron en casa C (the second) y R. Me agrado verles después de tanto tiempo, incluso aunque no hablen. Me costó de nuevo recordar el nombre de R (no le pega nada ese nombre, lo juro) y me sentí ligeramente ridicula por llevar unos caletines de ovejas verdes debajo de las medias. Una pérdida de glamour total.
A las 21:12 ya me había vuelto a unir a la conversación femenina. Hablamos de historia oriental en inglés y me C e I me miraron raro cuando dije que me gustan algunos japos. Aseguraron que tienen la polla pequeña, aunque hicimos una pequeña encuesta y nadie en la sala lo sabía con exactitud.
A las 21:25 el alcohol estaba en su fase álgida y empecé a sacar fotos hasta al cenicero.
A las 21:42 no me pude contener más y llamé a A a Italia. Le echo mucho de menos. Joder, emborracharse y llamadas internacionales son dos conceptos unidos en mi vida.
A las 22:05 C nos presionó para irnos de bares (la gente no moña de la casa no comprendía nada) C (the second) y R abandonan el barco.
Llegamos al bar a las 22:25. I me estuvo contando que hace en España y yo dejé de beber. No tengo muy claro cuánto tiempo pasó.
A las 24:00 sólo quedábamos C, P y yo. C y yo hablábamos de cosas trascendentales y C casi se pone a llorar. Se marea, P se la lleva fuera y me dice que le pida otro cubata. Decido pedir White Label.
A las 24:03, mientras estoy en la barra, un hombre de edad incierta se dirige a mí. Le contesto con normalidad como haría con cualquiera de edad cierta.
A las 24:07 C y P no aparecen, los hielos se derriten y el hombre de edad incierta me presenta a su amigo de edad cierta porque me la dijo (44). Este último en su carta de presentación afirma ser marxista y nihilista.
A las 24:15 ya estoy totalmente enfrascada en una disputa político-histórica.
A las 24:27 entran P y C. Les doy el cubata. Dicen que vamos a ver a A a Génova para el 19 de marzo. "No tengo dinero, lo siento". "Yo te pago el billete", dice P. Me rio.
A las 24:36 levanto el dedo corazón de la mano derecha al hombre estúpido tras soportar que me llame progre, vaga, descerebrada y mil lindezas de persona borracha y amargada.
A las 24:43 quiero llorar porque sólo me pasan cosas raras en las que encima acabo perdiendo los estribos. P le sugiere al hombre que es un fracasado y el hombre dice que los jóvenes actuales somos unos incultos y que él trabaja para el Ministerio del Interio. "¿Dónde?" pregunto, "soy funcionario de prisiones y gano 250.000 pesetas al mes". Nos reímos. Pensaba que diría 2.000.000.
A las 01:23 C está cabreadísima porque el pavo es misógino y machista. Le manda a la mierda y le dice que si tuviera mujer de verdad estaría follándosela y no haciendo el capullo por bares de dios. También dice algo del Imperio Otomano, de Felipe II y de una fecha. A P le da por hablar de Keynes.
A no sé que hora decido que me quiero ir a Madrid. Me acompañan al autobús. Me quiero cortar los pies. A C le da miedo que vaya en ese autobús, lo dice tantas veces que me termina acojonando. Nos vamos los tres otra vez a casa de P.
No sé cuánto tiempo pasó luego. Creo que discutimos o discutieron. Yo sentada en el sillón, me acordaba de J y de la fiesta en que nos enrrollamos y pasamos la noche viendo libros de arte.
A las 03:00 nos metimos en una cama pequeña C y yo. Mucho frío. Hablamos hasta las 05:00. Se oye a P roncando a los lejos.
Sólo oigo los ronquidos de P y a C respirar dormida. Odio mi insomnio.
A las 10:15 suena la alarma de C. Me cago en la puta. Los ojos me arden, he dormido con las lentillas puestas y hace 24 horas que las llevo. Tengo la cara negra porque he llorado durmiendo y el rimel que se me olvidó quitarme se me ha corrido. Me acojono, espero no haber manchado la almohada.
A las 10:45 llaman a C al móvil, número privado, casi cuelgo. Su profe de tesis. Había quedado con él a esa hora, lo posponen para el lunes. Tenemos resaca.
A las 11:15 estamos los tres otra vez en amor y compañía tomando el café que ha hecho P y los donuts que ha comprado. Me parto de risa, esto empieza a parecer el Gran Hermano.
A las 12:05 nos ponemos a mirar unas Playboys que tiene P. Le gusta coleccionar números de cada país al que viaja. Me enfado conmigo misma porque se me olvidó traerle una de Polonia. Hubiera sido un puntazo, aunque pensamos que a lo mejor con lo católicos que son, ni siquiera la editan.
A las 12:24 estamos los tres descojonados eligiendo la tía con las que nos enrrollaríamos en el caso de que C y yo fuésemos lesbianas. Sin duda los hombres tienen peor gusto que las mujeres. P nos lo demuestra.
A las 13:12 a P le da por querer cambiar muebles de su casa. A mí me chiflan esas cosas y empezamos con la reconstrucción.
A las 14:23 mi madre llama al móvil de C, que dónde estoy. Se me había olvidado dar señales de vida y encender el móvil. El tema recurrente de la mañana es J. Estoy pesadita.
A las 14:45 damos por concluida la obra del salón después de casi morir aplastados por una estantería llena de libros. Le decimos a P que se vaya a estudiar, que va a suspender. C promete llevarme a la estación si le acompaño a hacer un par de recados. Me matan los pies.
A las 15:01 entramos en la biblioteca de la facultad de Filología. Dice C que ayer les surgió algo y no pudieron recoger las cosas ¿Se lo habrán creído?
A las 15:09 entramos en el Mc Donald's para comprarle un menu Big Mac a P. C y yo queremos otro, porque es lo mejorcito para la resaca, pero nuestras madres nos esperan en casa intuimos que enfadadas y con comidas bastante inciertas. En ese momento me gustaría ser P y vivir sola para poder comerme ocho Big Macs.
A las 15:20 volvemos a casa de P, le digo que los cambios del salón son cojonudos por enésima vez, le damos su comida y le hacemos prometer que va a estudiar.
A las 15: 25 vamos C y yo en coche camino de la estación. Le digo que no me apetece encontrarme a nadie ni hablar más (estoy exhausta, coño). Ella dice que conociendo mi vida seguro que me pasa algo.
A las 15:35 el hombre de la ventanilla de Renfe no me quiere cambiar el billete que no usé ayer y me voy a sacar otro a la maquinita.
A las 15:44, sentada ya en el tren, saco mi libretita y empiezo a escribir ideas. Cinco minutos después, otro hombre, también de edad incierta se me apalanca media hora para decirme que le dé 20 o 30 céntimos para ir a Ávila, porque se han montado rápido y no tienen dinero para el billete, blablabla. No me lo creo en absoluto, pero recuerdo un día que no tenía dinero para el billete y le doy un euro. No sé porque lo hago. No sé si me da pena, si me recuerda que no tengo que desconfiar o si simplemente quiero que se calle de una vez.
A las 16:12 estoy pasando por los chinos de al lado de casa. Necesito Coca cola, otra vez. Compro. Mi madre me regaña por no comprar el pan y no avisar y blabla, pero en el fondo está descojonada y se nota que le hace mucha gracia lo incierta que soy en mi vida. Pierde credibilidad regañándome y yo sonrio. Dice que me va a pegar con la zapatilla.
A las 16:25 estamos comiendo una comida no mala -me esperaba lo peor- y bastante optimistas. Me doy cuenta de que, por cierto, huelo fatal.
Creo que mereció la pena dejar de usar ese billete.
Un beso a quien haya logrado tragarse este pestiño.

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3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

como se que te mola que te escriban lo hago. He leido todo con un par, fijate si tengo tiempo. besos. (fosi)

3:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me ha encantado la crónica, aunque vaya estrés. Has hecho más cosas en un día que yo en todo el año pasado. Y eso que no has follado que si no, habrías hecho más cosas que yo en toda mi vida.
Por cierto, a ver si explicas en otro post en qué consiste eso de ser marxista y nihilista.

10:42 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

... pues a mi me ha encantado, como siempre.He leido todos del tirón...
Y para vuelva a temblar tu barbilla, te diré que me siento muy feliz y afortunada por ser tu amiga; estoy orgullosa de tí... y creo, que tienes más encaminado tu camino de lo que crees.

1:35 a. m.  

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